Cada día cruzo ese puente con mi hija andando, en bicicleta,
en autobús o en coche. Cuando lo hago andando aprovecho para enseñarle los
trenes que pasan por debajo nuestro, las mutantes luces de la torre Agbar o los
inmensos charcos que se forman entre las obras después de las intensas lluvias.
Ella observa con interés, aunque estoy seguro que no hace caso de mis
lecciones, si no de lo que a ella se le antoja.
El caso es que no hay vez que crucemos ese puente que ella
no me sorprenda. Hoy lo ha vuelto a hacer. Era ya de noche cuando atravesábamos
el falso puente del Trabajo (que ya no es Digno), y acabábamos de ver pasar un
par de trenes en direcciones opuestas. Yo aún miraba las vías cuando ella ha
exclamado el “Oh” que lanza cada vez que descubre algo que le interesa.
La miré y vi que señalaba con el índice de su mano izquierda el cielo
nocturno. Seguí su dedo y allí estaba la luna, con alguna de las pocas
estrellas que nos deja ver la contaminación urbana.
MI hija me ha regalado la luna para
celebrar el aniversario de nuestro primer viaje a través del puente
indigno.
5 comentaris:
Me parece un relato muy bello, sobre todo, como se describe la sorpresa de tu hija cuando descubre día a día nuevas sensaciones, detalles y motivos que para los adultos por nuestras prisas y preocupaciones, pasan desapercibidas o han dejado de interesarnos. Que bonito seria hacer un alto en nuestras prisas diarias y reparar en las cosas que la naturaleza nos muestra. Y sobre todo, que bonito es que tu hija te regale con su dedito en un momento la imagen de la luna. Felicidades papa por disfrutar motivar y participar en esos bellos y emotivos momentos.
Gracias Miguel. A veces me doy cuenta de esos momentos que comentas e intento absorber todo lo que ella me enseña. Intento no perder la oportunidad de aprender con ella todo aquello que no supe descubrir antes. Un abrazo muy fuerte
Si nos dejamos llebar, te aseguro que aprenderemos mas de ellos de lo que te imaginas, son diminutos savios espectantes por saber, pero somos nosotros los que aún necesitamos aprender. Muy bonito, un saludo.
De tanto ver milagros a diario les quitamos importancia. Suerte que siempre hay un alma joven para valorarlos en su justa medida. Un abrazo, Wambas, y felicidades por ese aniversario.
Hola Wambas,
Molt tendre !!!!
M'agrada molt aquest final
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