divendres, 27 de gener del 2012

Algo artificial

Hora del almuerzo en una empresa cualquiera de Barcelona, un día cualquiera de trabajo.

Mientras comía, Iván no levantaba la vista de su fiambrera, al tiempo que trataba de enrollar sus blancos espaguetis en el tenedor. A menudo tenía que aguantar los comentarios que sus compañeros de mesa le lanzaban en referencia a sus platos de pasta, siempre blancos, sin ninguna salsa que disimulara el aburrimiento de su fiambrera. Sin embargo, Iván no era un chico aburrido, siempre era de los más participativos de la mesa a la hora de comentar cualquier tipo de noticia. Pero ese día algo la sucedía. Sus compañeros tardaron en apreciarlo, hasta que finalmente Pepe se dio cuenta que la persona situada a su izquierda no había abierto la boca más que para comer. Cuando se giró y vio que se trataba de Iván, no dudó en comentarlo a viva voz.
- Pero Iván, ¿qué narices te pasa hoy?, ¿te encuentras bien?
- Debe estar enamorado – contestó Álvarez, quien siempre respondía a las preguntas ajenas.
- ¿Por qué lo dices?, no me pasa nada.
- Hombre, no es normal que en todo este rato no hayas dicho ni una sola palabra. Algo te ha de pasar – insistió Pepe.

Pero Iván no contestó, lanzó una media sonrisa forzada y volvió a centrar la mirada en su fiambrera casi vacía de espaguetis blancos e insulsos. Con este gesto los demás compañeros comprendieron que no iban a sacarle más información, por lo que volvieron a centrarse en los cotilleos de la empresa.

Media hora más tarde, cuando volvían del café, Iván se acercó a Pepe.
- Oye, ¿tú tienes de jefa a Sandra?
- ¿Sandra López?
- Sí, esa
- Bueno, no es jefa directa mía, pero está en mi departamento. ¿Por qué?
- No, por nada.
- Ehhh, ya veo que ese meneo de caderas no ha pasado desapercibido para tí, ¿verdad?
- Jajaja, la verdad es que no, está muy bien.
- Pues si supieras la edad que tiene....
- ¿Qué dices?, si parece joven.
- Bueno, realmente no sé su edad, pero se dice que supera los cuarenta.
- ¡Venga ya!
- ¡Te lo juro!, eso dicen.
- ¿Y tiene pareja?
- Nadie lo ha visto, algunos dicen que en realidad es una mantis religiosa y que cada vez que se tira a un tío se lo come.
- ¡Que cabrona es la gente!
- Y que lo digas, pero.... - Pepe hizo una pausa
- ¿Qué? - insistió Iván
- Mira, si alguien puede ser un alien o un monstruo disfrazado de ser humano en esta empresa, esa es ella.
- ¿Por qué lo dices eso? - Iván se sintió molesto con esa afirmación, aunque también curioso.
- ¿No te has fijado en su forma de hablar?, ese seseo tan pronunciado.
- Bueno, es muy pija, ¿no?
- ¿Y que cuando camina mueve las caderas de tal manera que parece que se le vayan salir de sitio?
- Sí, en eso tienes razón...
- ¿Y te has fijado en como gira el cuello para dirigirse a la gente que hay a su lado?
- ¿Qué pasa con su giro de cuello?
- Que no es normal. Otra persona se habría roto las cervicales intentando girar el cuello de una forma tan brusca como ella lo hace. Es algo artificial.
- Bah, eso es porque la miras como jefa.
- ¡Y tú también, por eso te da morbo! - se defendió Pepe.
- ¡Mira que eres idiota!

Y entre risas y comentarios vulgares ambos compañeros regresaron a su trabajo.

Las casualidades hicieron que al día siguiente, Iván recibiera una visita por sorpresa. Mientras él estaba concentrado en su pantalla de ordenador, alguien se le acercó por detrás.

- ¿Iván Casssado?

Iván se giró completamente sorprendido, no se podía creer que ella estuviera allí, preguntando por él.

- Sí, soy yo.
- Me llamo Sssandra López, y sssoy una de lasss project leader del departamento que trabaja para Finanzasss. Te venía a ver porque desssde recursssosss humanosss nosss han informado que ahora misssmo essstásss bassstante flojo de faena, y queríamosss contar contigo a un cincuenta por ciento. Pero antesss necesssito hacerte una entrevisssta. Acompáñame.

Lo guió hasta un despacho vacío, con aquel movimiento de caderas tan exagerado, al estilo Marilyn, que hipnotizaba a Iván. Tan embelesado estaba que no apreció el gesto con el que ella, nada más entrar en la sala, giraba la varilla para cerrar la persiana. Tampoco se dio cuenta que ella en ningún momento encendía la luz, el despacho se mantenía en una ligera oscuridad. Mientras Sandra López invitaba a Iván a tomar asiento, ella se quedaba de pie, frente a él, ambos separados por una mesa redonda ocupada por un teléfono y un sistema de conferencia. La jefa rompió el silencio.

- Como puedesss obssservar, essstamosss muy interesadosss en contar con tu experiencia para nuessstro proyecto. Creemosss que puedesss aportarnosss mucho.
- Gracias – alcanzó él a contestar.
- Aunque también creo adivinar que tú essstaríasss muy interesssado en trabajar conmigo, ¿verdad?

Iván no supo como interpretar esas palabras, así que las pasó por alto.
- ¿Y en qué consistiría mi trabajo exactamente?
- Bueno, digamosss que ssse trata de algo experimental, innovador. - mientras decía estas palabras, Sandra rodeaba la mesa, acercándose poco a poco a Iván.
- ¿Una nueva tecnología?, interesante. ¿Cuándo empezaría?
- Ahora misssmo – Sandra ya estaba detrás suyo, y en ese preciso momento clavaba la aguja de una jeringuilla detrás de la oreja izquierda del pobre Iván.

Cuando el joven despertó, se encontró sobre una gran mesa de operaciones, rodeado de diferentes seres, parecían robots, todos con la cara de Sandra López, pero de cuello para abajo metálicos todos ellos. Vio como algunos de aquellos seres se movían meneando las caderas con aquel movimiento que a él tanto le fascinaba, mientras un par de ellos se encontraban detrás de su cabeza, realizando algun tipo de operación en el interior de su masa encefálica.

- Alégrate humano, en breve ssserásss uno de losss nuessstrosss, un ssser sssuperior, capaz de trabajar sssin dessscanssso lasss veinticuatro horasss; pertenecerásss a la nueva raza de sssuperprofesssionalesss, preparada para heredar la tierra y sssussstituir a la corrompida raza humana. Uno a uno, osss iremosss convirtiendo a todosss en máquinasss perfectasss de trabajar; no gozarásss, pero tampoco sssufrirásss, ni te harásss preguntasss sssobre el sssentido de tu exissstencia, únicamente bussscarásss la ressspuesssta a la manera de cómo ssser másss productivo y ssservicial.

Iván no escuchó nada más, su cuerpo no pudo resistir y se desmayó. Cuando despertó se encontraba en su puesto de trabajo, delante de la pantalla de su ordenador. ¿Se había dormido?, la pantalla mostraba el mismo texto que antes de que comenzara a soñar. Alguien se acercó por detrás.

- Hola Pepe – dijo Iván
- ¿Te vienes a hacer un café?
- No puedo, tengo mucho trabajo, hoy voy a quedarme aquí hasssta muy tarde.
- ¿Pero tú de qué vas?
- ¿Eh? - Iván no sabía a qué se refería su amigo
- ¿Me dices que no tienes tiempo después de haber estado a solas con Sandra López en su despacho a oscuras? ¿Y qué habéis hecho durante los cinco minutos que habéis estado ahí dentro?

Iván no sabía que decir, no entendía nada. Antes de marcharse, Pepe le hizo otro comentario.

- Por cierto, vete al médico a que te mire ese bulto que te ha salido en la cabeza.

Pero Iván ya no escuchaba, sólo pensaba en trabajar, trabajar, trabajar, trabajar, trabajar, trabajar,...

Licencia de Autor