DESESPERACIÓN...es la palabra exacta para definir mi estado.
Sin saber cómo, me había convertido en un adicto seguidor de aquel blog, que ahora no era más que un espacio sin vida, un blog fantasma.
Había entrado un día, casi sin querer, porque su autor había dejado un interesante comentario a un post colgado en otro blog, del cual yo era asiduo seguidor. En poco tiempo, me enganché a los posts que se me descubrían día a día en este nuevo diario virtual. Sus palabras, sus imágenes, los comentarios, todo en él era especial. El autor, ingeniosamente, había querido que todos aquellos que lo seguíamos diariamente, participáramos directamente en su elaboración, con lo que no era un blog de una persona en concreto, sino que era el blog de todos aquellos que queríamos colaborar. Nos habíamos convertido en una comunidad virtual que cooperaba en la construcción de ese espacio común, bajo la batuta de un director. No sólo podíamos dejar nuestros comentarios, los cuales eran discutidos entre todos como en un auténtico foro, sino que además podías enviar al autor una opinión, un cuento, una foto, un dibujo,...todo aquello que se te ocurriese, que él, de forma magistral, añadiría aquel elemento a un collage, en el cual reuniría todas aquellas piezas que le llegasen de sus seguidores, creando en un solo post, el de todos, un post global.
Pero de un día para otro, y de esto ya hace seis meses, la cuenta de correo electrónico, que el autor había compartido para que le hiciésemos llegar nuestras propuestas, había dejado de funcionar; un mensaje nos informaba de que nuestros correos no iban a ser recibidos por nadie. El blog dejó de actualizarse. Nadie conocía la verdadera identidad del autor, no pudimos contactar con él, ni saber qué historia personal le había llevado a dejarnos abandonados a todos aquellos que necesitábamos de ese espacio cada día para sentirnos vivos.
Desde entonces no he dejado de acceder al blog cada día, y cada vez que lo hago, se me muestra la misma página, aquella en que el autor se despide de nosotros con un “Hasta mañana”.